Para comenzar esta importante parte de nuestro blog, diremos que es necesario tener en cuenta que la venta de nuestros productos, no es un mero acto de simple comercio. Por el contrario, la actividad de venta se trata de una serie de acciones tan complejas que es imposible simplificarlas en pocas palabras.
A medida que progresan los estudios sobre marketing, publicidad y ventas, se va comprobando que toda esta actividad, la de comercializar un producto, está conformada por gran cantidad de aspeaos que no pueden ser librados al azar. Muchas veces se cree que tener un buen producto es un hecho suficiente para venderlo bien.
Y -como venimos anticipando- cada vez hay más muestras de que esto no es así. Incluso, muchas veces, se comprueba que un buen producto fracasa por no contar con una buena estrategia de venta.
Y una situación así -que ocurre más a menudo de lo que parece- es más frustrante que el solo hecho de comprobar que un producto no se vende por problemas de calidad. Esto último -el fracaso de ventas por fracaso de la calidad- no es un hecho ni una situación agradable, pero es explicable y comprensible, hasta lógica. En cambio, cuando tenemos un buen producto entre manos, incluso cuando lo hemos creado, pensado y producido por nosotros mismos, es muy frustrante no poder vehiculizar, transmitir y hacer conocer esto al público.
Y como dijimos, que este fracaso no se produzca, en un todo (o en gran parte) depende de la estrategia de ventas. Luego veremos, también depende de una estrategia de marketing adecuada al tipo de productos que elaboremos.
Una buena planificación y acción en todos los sentidos vistos, nos hará balancear en una medida muy justa, la calidad de nuestro producto con su potencialidad de ventas.
Establecer un buen esquema en este sentido, permitirá que toda la potencialidad que nuestro producto o empresa tiene, se exprese es su máxima versión: es decir, que el producto se pueda conocer o vender tanto como bueno creemos que es. Y podremos así evitar un grave problema que puede sucedemos: que la calidad del producto sea muy buena y la dedicación que le hemos puesto muy alta, pero su venta no refleje (o lo haga en pálida medida) esta calidad.
Muchas veces, un buen proceso de marketing y estrategia de venta, no sólo pone a tope toda la potencialidad de nuestra empresa, sino que nos puede hacer descubrir en el camino nuevas e insospechadas virtudes de nuestros productos; virtudes y potencialidades que nunca hubiéramos imaginado sin realizar la explotación de estos aspectos de estrategias de marketing y de ventas.
No en vano, son estos elementos los que muchas empresas tienen en cuenta para su desarrollo, y se sabe que muchas empresas multinacionales de primera línea, con distribución y publicidad global, invierten la mayor parte de su capital en la producción de imagen, en el desarrollo de una identidad de marca y en la construcción de aspectos mentales y emocionales para la captación y permanencia de sus consumidores. Muchas veces, este aspecto se lleva una mayor inversión que la producción misma de los bienes. En efecto, esto no es una casualidad: lo hacen porque esa construcción de marca, que incluye amplios y profundos aspectos psicológicos, es aquello que le dará el plus a la marca. Y por ende, aquello que permite cobrar más caro un producto de "primera marca".
Quizás, este producto de primera marca tiene una calidad dos veces mayor que uno de segunda marca. Pero su precio es cinco veces mayor.
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