El nombre debe ser acorde con la identidad que nos planteamos. Esa es la primera lección, el ABC de la construcción de una marca.
Podemos darle a nuestra marca un perfil muy diferenciado ya desde la manera de nombrarla. Evocará objetos o elementos de alguna zona del país o del mundo, si -por ejemplo- la llamamos con un nombre europeo, americano o local. O aparecerá como un producto tíjpico si la llamamos con un nombre que refiera a la localidad donde se elabora.
También puede incrementarse ese toque de nostalgia o de tra-dición que suele tener lo artesanal desde el apelativo (así como a las pastas caseras se las suele llamar "de la abuela" o a los viejos licores "del abuelo"). En productos de fabricación no industrial, la tradición y la calidez son atributos muy fuertes.
En fin, las posibilidades son tantas como tantos los emprendedores y sus emprendimientos, o como tantas las palabras o juegos de palabras para nombrar objetos.
Lo recomendable es sentarse a "pensar la situación" con los socios y ayudantes en este proyecto, porque en estos casos no sólo es cierto que muchos ojos ven más que un par, sino que es importante que desde el vamos se cimienten los valores de la participación para la construcción de la identidad de marca de la que hablábamos al principio. Mucho más en una producción tan casera y artesanal como esta.
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